Cambios y más cambios

Foto por Maddy Morrison

¿Cómo podemos afrontar los cambios?

Por Cesia Carrillo Clemente

Cada día ocurren cambios de todo tipo; grandes, pequeños, temporales y definitivos. Algunos son silenciosos, como las arruguitas de la piel, que no salen de la noche a la mañana. Otros son planeados y algunos caen de sorpresa. La realidad es que el tiempo no deja de avanzar y en ocasiones no somos conscientes de este dinamismo de la vida. Los esperemos o no, los cambios vendrán.

Llevo solo un par de meses de casada y me di cuenta de que esta nueva aventura conlleva miles de cambios. En mi caso, tuve que dejar familia, amigos, iglesia, alumnitos, trabajo y ciudad. Obviamente, todo eso implicó un cúmulo de emociones e historias. 

Este cambio lo pensé y decidí debido al amor que le tengo a mi esposo. Sin embargo, no deja de ser difícil. Sobre todo cuando se agregan unos que no eran parte del plan, como en nuestro caso, que a última hora no estuvo lista nuestra vivienda y tuvimos que iniciar nuestro matrimonio viviendo con unos familiares. 

¿Cómo podemos afrontar los cambios? A continuación comparto 4 puntos que me han ayudado en temporadas de enfermedad y dolor y que han sido claves para enfrentar el sinnúmero de cambios en esta nueva etapa.

1.Dejar fuera el orgullo.

Dios, en la Palabra, nos invita: «Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad» (2 Corintios. 12:9). Sería muy orgulloso de mi parte decir que puedo sola contra lo desconocido, pero es muy real y hermoso comprobar que el amor echa fuera todo temor. El amor de mi Padre y el amor de mi esposo han sido esa fortaleza. Él se perfecciona en nuestras debilidades. 

2. Buscar la dicha. 

  1. En Mateo 5, Jesucristo habló de las famosas «Bienaventuranzas». En otras traducciones las encontramos con la palabra «dichosos». De estas enseñanzas podemos aplicar:

  • Si quiero esa dicha en Cristo, debo reconocer los cambios y trabajar en tener un espíritu que se reconoce pobre, necesitado de depender de Dios, y por lo tanto humilde. 

  • Cuando lloro, puedo descansar en su consolación. 

  • He de buscar con hambre y sed su presencia, y en medio de los cambios debo ser compasiva conmigo misma y con otros. 

  • Debo mantener mi corazón limpio, y trabajar para que estos cambios sigan la paz y la justicia.

    3. Tener contentamiento.

    El apóstol Pablo nos da ejemplo cuando expresa: «No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses. 4:10-13). 

En resumen, en cualquier situación que me encuentre, debo aprender a estar satisfecha ya que Cristo nos da la fuerza para vivir con contentamiento. 

4. Vivir con gratitud.

La Biblia nos manda: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:18). 

Es interesante que la gratitud sea la voluntad de Dios para nuestras vidas y no una simple sugerencia. Hasta los científicos reconocen que es un mecanismo de apoyo muy efectivo en medio de las adversidades. No se nos debe olvidar ser agradecidos con Dios. 

Sin importar qué tipo de cambios estemos pasando, estas enseñanzas son claves y en Cristo nos ayudarán a avanzar. 


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