¿Qué significa administrar bien el tiempo?

Foto por Andrea Hernández

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«Todo tiene su tiempo, y todo...tiene su hora»

Por Gracia Anderson

Me enfocaba en llenarme de metas y responsabilidades para, según yo, administrar bien mi tiempo.

El tiempo es uno de los recursos más valiosos que tenemos y uno de los que más solemos desaprovechar. 

Nuestra relación con él es curiosa. A veces quisiéramos que retrocediera. Tal vez deseamos regresar a una etapa donde vivimos algo grato, cuando todavía gozábamos de la presencia de un ser querido o simplemente a un momento que fue más fácil que el presente. Pero regresar al pasado es imposible.

En periodos de prueba, sentimos que el tiempo no avanza, que los minutos se hacen horas y los días, años. Sin embargo, el tiempo no deja de transcurrir y nuestra vida continúa. Es entonces cuando nos preguntamos si lo estamos utilizando de la mejor manera. Pero,  ¿cuál es la mejor?

Recuerdo sentirme muy desafiada por esta pregunta durante mi primer embarazo. Me faltaba poco para terminar mis estudios de posgrado cuando, de pronto, mi embarazo se empezó a complicar. Pasaron las semanas pero mi situación de salud no se estabilizaba.

Yo me esforzaba en cumplir con todas mis asignaturas, pues me carcomía el estrés y la ansiedad de no saber si podría terminar mi maestría. Así que me enfocaba en llenarme de metas y responsabilidades para, según yo, administrar bien mi tiempo. 

Un día mi supervisora de tesis me dijo: «Gracia, todo en la vida estará allí después de dar a luz, pero un hijo es irremplazable. Tu bebé es lo principal».

Mi embarazo se complicó tanto que tuve que estar hospitalizada desde la semana 24 de gestación. Fue una de las pruebas más inexplicables que he tenido en mi vida. Aunque las complicaciones y riesgos aumentaban, sentí la protección de Dios sobre mí y sobre mi hija. No tuve miedo, sino fe. 

En esa temporada reflexionaba con frecuencia sobre la ironía de haber tenido que dejarlo todo y no hacer absolutamente nada, mientras que Dios sostenía la vida de mi bebé dentro de mí. Pensé mucho en las personas cuya movilidad es limitada por alguna discapacidad o que han estado hospitalizadas por un largo tiempo. 

El mejor uso de mi tiempo ya no consistía en estudiar y hacer tareas, sino en estar acostada,  alimentarme bien y orar para que mi chiquita siguiera creciendo en mi vientre. Eso era lo más importante que podía hacer en esos momentos.

A veces pasamos por etapas en la vida en las que administrar bien el tiempo tal vez consista en algo muy diferente a lo que estamos acostumbrados.

De manera similar, la pandemia también ha sido una prueba que ha alterado nuestro concepto sobre cuál es la mejor manera de invertir este recurso. No ha sido fácil adaptarnos a esta nueva forma de vida, pues hemos tenido que reestructurar nuestras prioridades. Bien dice la Biblia: «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora» (Eclesiastés 3:1). 

Sin duda, cada etapa tiene sus propios retos y por eso es importante pedir a Dios sabiduría para responder a la pregunta: ¿cuál es el mejor uso de mi tiempo ahora?


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